Pues, aunque me he resistido a quitar el árbol de Navidad, por eso de mantener el espíritu navideño más tiempo en casa, parece que ya no hay marcha atrás y toca volver a la rutina.
Después de tantos días de fiestas, comilonas, reuniones familiares, celebraciones… volver al trabajo, a los madrugones, al corre corre del día a día, da mucha pereza. Pero soy de las que piensa que otros momentos bonitos están por llegar y hay que dejarles paso.
Estas Navidades han sido muy especiales. Hemos tenido tiempo para compartir en familia, para ver a amigos lejanos, hacer planes en familia, celebrar el primer cumple de mi pequeña y ver su carita de ilusión y sorpresa en la noche más mágica de todas.
He comido turrón y polvorones sin medida, he descansado, remoloneado en la cama… y vengo con las pilas cargadas para seguir compartiendo y acompañandote.
Pero he de reconocer que dejar atrás días especiales, tiempo en familia, planes divertidos… produce cierta nostalgia. Y adaptarse al ritmo de antes, puede hacerse cuesta arriba. Si nos cuesta a los adultos, imagínate a los niños.
Durante las vacaciones seguramente hemos trasnochado, hemos tenido más tiempo para el juego, para disfrutar de los regalos, hacer planes divertido. Los ritmos de sueño, comida, se han visto alterados… Y volver al ritmo y adaptarse a la nueva situación puede requerir un tiempo de adaptación.
Generalmente toca volver al estrés del trabajo, al cole, a la guarde… y eso implica en la mayoría de las ocasiones separarse de papá y mamá, con los que los peques han pasado prácticamente las 24 horas al día durante las fiestas. Por eso es probable que nos demanden más atención e incluso estén más irritables. Solo tratan de compensar!
Sin duda, como afrontemos los cambios va a depender mucho de la edad del niño. Cuando más peques más le puede costar volver a coger el ritmo.
Mi recomendación… que te armes de paciencia. Puede que los primeros días estén más irritables, les cueste más conciliar el sueño, pierdan el apetito… pero todo pasará. Es cuestión de tiempo que todo vuelva a la normalidad.
Empatiza, empatiza mucho con tu hijo. Ponte en su lugar.Trata de entender como se siente y acompáñalo en sus emociones.
Dale tiempo para adaptarse al nuevo ritmo. Intenta no estresarte y darle su espacio para que pueda ir habituándose de nuevo a los horarios.
Es normal que les cueste volver a la rutina, pero con altas dosis de empatía, paciencia y amor… todo volverá a la normalidad.
Y tú ¿Como llevas la vuelta a la rutina? ¿Y tus peques? ¿Tenías ganas de volver a la normalidad?
Ana Isa <3