MOVERSE EN LIBERTAD. Todo empieza por la espalda…


Hoy vengo a hablar de mi libro…”Moverse en Libertad”, de Emmi Pikler. Si porque ya casi que es mío. Tenía que devolverlo en la biblio el día 28 de abril y sigue en mi estantería… pero es que, aparte de la pereza de ir a llevarlo, quería hablaros de él y necesitaba coger anotaciones… (Prometo que este finde cuando paseemos por el centro lo devuelvo. Me acabo de sentir una mala ciudadana, aparte de que me van a sancionar hasta que Valeria cumpla 5 años )

Bueno…que me disperso. El libro! Que yo venía a hablar de él. No cabe duda que desde que nuestro bebé nace estamos atentas a cualquier cosa nueva que logran hacer. Nos emocionamos cuando empiezan a sostener la cabeza, a dar sus primeras patadas, consiguen voltearse, empiezan a gatear o dan sus primeros pasitos. Aplaudimos cada pequeño logro, por  pequeño que sea! Poder acompañar a nuestros bebés en su desarrollo, al menos para mí es fascinante. Pero ¿Cuál es nuestro papel como adultos? ¿Los niñxs aprenden estos movimientos solos? ¿Tenemos que estimularles para que los consigan? ¿Resulta beneficiosa nuestra intervención?

Moverse en libertad emmi pikler.png

A todas estas cuestiones responde Emmi Pikler en su libro “Moverse en libertad”. El libro es sí me ha resultado un poco denso, pues se basa en las investigaciones de la autora sobre el desarrollo motor de lxs niñxs sin la intervención directa de los adultos. Hay muchos datos, muchos gráficos y se hace un poco pesado, pero… lo interesante es que nos quedemos con el mensaje que quiere transmitir que no es otra que los beneficios de dejar a lxs niñxs moverse en libertad, y cómo éstos logran su desarrollo motor sin intervención alguna por parte de los adultos.

Pero vamos a ir desgranando todo… vamos a ver quién era Emmi Pickler, cuál era su método educativo , cuál es nuestro papel de adulto en el desarrollo motor del niñx y las etapas de su desarrollo.  Por último os hablo de mi experiencia con el movimiento libre.

Emmi Pikler y su relación con el Instituto Locy

Emmi Pikler fue una pediatra húngara que investigó sobre el papel del adulto y su intervención en el desarrollo motor del niñx, basándose en las observaciones realizadas en el Instituto Loczy de Budapest, fundado y dirigido por ella. Este instituto era un centro en el que se atendían a bebes que, por diversas circunstancias, requerían cuidados fuera de sus familias. En algunos estudios se muestra cómo los niños que han pasado sus primeros años de vida en una Institución educativa, alejados de su entorno familiar, presentaban más dificultades en el futuro, en aspectos como sus relaciones sociales y afectivas, sus manifestaciones emocionales, su desarrollo  cognitivo, perceptivo… sin embargo en los niñxs del Intituto Lozy esto no ocurría. ¿Pero qué tenía de especial? Emmi Pikler consideraba que el problema no estaba en los niñxs, sino en lo que el entorno le ofrecía. Cambiando las condiciones del entorno, permitiendo el movimiento libre y relacionándonos de una manera positiva y afectiva con ellxs,  cambiaríamos su futuro.

Su método educativo

“La intervención directa del adulto durante los primeros estadios del desarrollo motor (darle la vuelta, sentarse, ponerle de pie, hacerle andar…) no es una condición previa para la adquisición de estos estadios, porque en condiciones ambientales favorables el niño consigue, por su propia iniciativa, con movimientos de buena calidad y bien equilibrados, volverse sobre el vientre, rodar, reptar, gatear, sentarse y finalmente ponerse de pie”.

Emmi Pikler. Moverse en libertad

Si hay una frase que resume la filosofía de su método, creo que es esta. No es otra cosa que dejar a los niñxs en completa libertad de movimiento, sin una intervención directa del adulto, para que desarrollen todos sus movimientos motrices a su propio ritmo y de manera armónica.  Pikler considera que el desarrollo motor obedece a una cuestión neurológica, a una maduración del Sistema Nervioso Central y que todos los niños terminan haciéndolo de manera espontánea sin necesidad de ayuda por parte del adulto. Considera que volver al niñx sobre el vientre, sentarlos, hacerlos andar… cuando aún no están preparados es una práctica que no solo no favorece el desarrollo infantil sino que resulta perjudicial, pues le estamos forzando a mantener una postura para la que aún no están preparados, impidiéndole lograr movimientos por sí mismo, de manera coordinada y equilibrada. La autora habla que el perjuicio causado por posturas impuestas no se limita al desarrollo de su motricidad, sino que también influye desfavorablemente en el desarrollo psíquico y de su personalidad. El movimiento en libertad ayuda a la percepción de su propia capacidad, al aprendizaje, al reconocimiento de su cuerpo y de su entorno, el desarrollo del esquema corporal o la orientación.

Su método de cuidados y educación se basaba en:

  • Proporcionar a los niñxs un marco de vida estable.
  • Aportar unos cuidados personalizados al máximo. De cada niñx se encargan un número limitado de adultos.
  • Facilitar un entorno adaptado a las necesidades funcionales de cada edad.
  • Dejar a lxs niñxs una completa libertad de movimientos.
  • Una intervención indirecta por parte del adulto, en ausencia de todo adiestramiento.

A la luz de sus observaciones e investigaciones, la autora demuestra cómo su método educativo resulta ser beneficioso para lxs niñxs y el efecto del hospitalismo queda eliminado, logrando en la adultez una buena adaptación familiar, social y profesional. Además se demuestra un comportamiento más independiente, más tranquilo, movimientos más coordinados y seguros en lxs niños. Se muestran más activos desde que son bebés. Sus juegos son más variados porque  busca posturas elegidas por él, que ya domina.

Esto nos lleva a pensar que este método puede resultar igual de beneficioso en este tipo de centros, en las guarderías o en nuestra propia casa.

¿Pero entonces… cuál es nuestro papel como adultos?

“Es preciso que nos ocupemos del niño pequeño con amor, con paciencia. Hemos de enseñarle tantas cosas, cosas que solo puede aprender de nosotros, a través de nosotros. Pero resulta inútil y hasta desventajoso enseñarle a sentarse sentádole, a ponerse de pie,  poníendole de pie, etc, cosas que él puede aprender por sí mismo, por su  propia iniciativa, con una mejor calidad, mediante tentativas  cargadas de alegría y de seguridad. Además, se vería privado de una posibilidad de aprendizaje que habría influído favorablemente en todo su desarrollo”.

 Emmi Pikler. Moverse en libertad.

Creo que lo primero que necesitamos es cambiar nuestra visión de la infancia y hacer un enorme ejercicio de humildad, despojarnos de nuestros prejuicios sobre la incapacidad de lxs niñxs, olvidarnos de nuestra actitud intervencionista, bajarnos del pedestal de “adulto enseñante”, confiar en lxs niñxs y sobre todo respetarlos. ¿Quiere decir esto que tenemos que olvidarnos del niñx y no hacer nada por él/ella? Para nada… como adultos tenemos un papel muy importante en su desarrollo, pero Pikler habla de un papel indirecto, que consiste en respetar al niñx, considerarle una persona y favorecer su desarrollo autónomo. El adulto debe manifestar paciencia, evitar manipularle, no meterle prisa en la aparición de los diferentes movimientos. Debemos evitar cualquier actitud intervencionista por nuestra parte y no forzar al niño a adoptar ninguna postura, permitiendo sus movimientos libres. También tenemos una función primordial en la organización de un entorno adecuado a las necesidades de desarrollo de cada edad.  En muchas ocasiones, es la falta de sitio, la ropa inadecuada, las prohibiciones del adulto… lo que imposibilitan la adquisición de movimientos que puede realizar el niñx por sí mismo.

Algunos inconvenientes resultantes de la intervención del adulto en el desarrollo motor

“Las posturas que el niño realiza voluntariamente, por su propia iniciativa, en el momento en que sus aparatos llegan a la maduración, se encuentran mejor estructuradas porque son los efectos de una coordinación del conjunto de partes del cuerpo. Evidentemente, esta coordinación no puede producirse si el adulto hace que el niño adopte prematuramente tal o cual postura mediante un apoyo directo o recurriendo a diversos instrumentos; en este casi se producen fenómenos de rigidez y tensiones que son perjudiciales al desarrollo postural armonioso del niño.”

Emmi Pikler. Moverse en libertad

Emmi Pickler plantea algunos inconvenientes que pueden aparecer ante la intervención del adulto:

  • Cuando el niñx está boca arriba, tumbado de espaldas se mueve con vivacidad. Mueve la cabeza, las manos, los pies… si lo tumbamos hacia abajo, cuando aún no está preparado, estamos obligando al bebé a estar en la misma postura, inmovilizando sus movimientos y limitando su campo de visión. Solo puede alzar la cabeza y no podrá cambiar de posición de no ser con la ayuda de un adulto.
  • Si colocamos al bebe en una postura que aún no domina por sí mismo, estamos provocando tensiones musculares y malas posiciones, con una mala coordinación corporal. Ej. Al niño de 4 meses al que se le mantiene sentado tiene la espalda rígida mientras que las piernas, que deberían estar en continuo movimiento, se muestran pasivas
  • Se inhiben movimientos intermedios como reptar, el gateo… básicos para lograr otros de orden superior.
  • Si obligamos al niño a posturas que no puede adoptar ni abandonar por sí mismo, continúa dependiendo de la ayuda del adulto. Su agilidad y movilidad son cada vez mayores. Un niño saludable necesita cada vez más movilidad de a cuerdo a su desarrollo. Si lo inmovilizamos, se vuelve más inquieto, insatisfecho y descontento.

 

¿Cómo sería el entorno adecuado para el desarrollo autónomo del bebé?

“La organización de un entorno adecuado a las necesidades de desarrollo de cada edad. Este sin duda es un principio educativo esencial y general.

Emmi Pickler. Moverse en libertad.

Emmi Picker plantea 4 aspectos claves para garantizar un entorno adecuado:

  1. Ropa que permita la libertad de movimiento.
  2. Espacio amplio y seguro, que permita al niñx moverse.
  3. Calidad de superficie. Colchones que no se hundan. Alfombras, suelos de madera…
  4. Juguetes adecuados a su edad que puedan coger sin la ayuda de los adultos

 Este punto de esta filosofía educativa está muy relacionado con la pedagogía Montessori, donde el ambiente preparado adquiere un papel relevante y a través de él se busca la libertad y autonomía el niño para que desarrolle todo su potencial.

¿Cuáles serían las principales fases de desarrollo motor si dejamos al niñx actuar libremente?

Para Emmi PIckler todo empieza en la espalda…

  1. Pasa de la posición boca arriba a boca abajo. Si ponemos al niño tumbado boca arriba sus movimientos cada vez son más vigorosos. Los gestos de la cabeza, los brazos, las piernas… cada vez van siendo más libres, hasta que llega un momento en que se da la vuelta.
  2. Se vuelve tumbado hacia abajo. Poco a poco se vuelve cada vez más. Al mismo tiempo que se vuelve de costado, se ejercita también en volverse de nuevo hacia arriba. Está ya en disposición de cambiar de sitio y de rodar.
  3. Rueda. La postura boca abajo es una nueva fase en el desarrollo. En esta posición es cuando alza la cabeza por primera vez. Empezará a levantar el tronco cada vez más y manteniendo cada vez mejor el equilibrio sobre los brazos y piernas. Disminuye progresivamente el contacto del tronco con el suelo. Aprende también a volverse de nuevo boca arriba y se desplaza con facilidad por medio de vueltas.
  4. Repta sobre su vientre, lo que le permiten desplazarse para lograr un objetivo.
  5. Gatea. Eleva cada vez más el tronco, manteniendo el equilibrio sobre los brazos y sobre los miembros inferiores
  6. Semisentado. Paralelamente, tumbado sobre el vientre y apoyados en un antebrazo, se vuelve de medias hacia un lado. El brazo que sostiene el tronco se extiende cada vez más. El tronco se va separando del suelo y finalmente logra la posición semisentada. Cuando ya no necesita el apoyo del brazo se sienta. Mientras tanto, se vuelve a tumbar, o a ponerse a gatas.
  7. Se sienta
  8. Se arrodilla erguido. Más tarde se pone de rodillas. Erguido el tronco y vuelve de nuevo a sentarse y a gatear.
  9. Se pone de pie. La siguiente fase es el de la posición de pie, agarrado a un objeto estable. Después empieza a dar algunos pasos sujetándose. Durante bastante tiempo realiza movimientos de ponerse y mantenerse de pie
  10. Comienza a andar sin sujetarse. Permanece de pie cada vez con mayor seguridad. Vuelve al suelo a gatas con mayor soltura. Aprende a ponerse de pie sin sujetarse, poco a poco empieza a andar. Para desplazarse sigue gateando hasta que la marcha llega a ser estable.
  11. Marcha estable. El niño la utiliza diariamente para desplazarse.

 cuadroPikler

Mi experiencia con el movimiento libre.

Mi experiencia con el Movimiento libre es aún chiquita, pero ya hemos hechos nuestros pinitos. Valeria tiene 4 meses y medio y continuamos en la fase de espaldas. Siempre que podemos, es la posición en la que está. Nunca he sido partidaria de ponerla boca abajo, no porque lo haya leído, sino porque observándola, me daba cuenta que cada vez que la ponía boca abajo para abrocharle la ropita o darle crema tras el baño, ella no estaba cómoda. Le costaba mucho mantenerse de manera erguida, era justo eso, una postura forzada en la que no le gustaba estar. Después leí a Pickler y confirmó lo que yo sentía. Así que siempre la pongo boca arriba, a no ser que no haya más remedio.

De momento hemos adaptado su habitación poniéndole un colchoncito en el suelo y una alfombra. (Esto tiene también mucho que ver con la filosofía Montessori de la que ya os hablaré). Si que hemos visto avances en su desarrollo motor y en sus movimientos que cada vez son más ágiles. Levanta las piernitas, el culete y empieza a desplazarse y atravesarse en el colchón, mueve las manos, la cabeza con agilidad… Está apuntito de darse ya la vuelta.

Se pasa la mayor parte del día en brazos, en el portabebés o tumbada, bien en su colchoncito, en el sofá o en la cama… Tenemos una trona evolutiva que utilizamos solo cuando no hay más remedio y tratamos de que no pase mucho tiempo en ella. Me regalaron dos hamacas y aún no las saqué de la caja. Tienen una posición muy erguida para una bebé que aún no se sienta sola y el día que lo haga, va a preferir estar en el suelo en lugar de estar atada al asiento… así que probablemente no les de uso.  Tampoco soy partidaria de usar parques. A parte de que no tendría donde meterlo sin salirme yo de casa, creo que en la medida de nuestras posibilidades debemos proporcionar ese ambiente adecuado y esa libertad de movimientos. Y alguna voz de madre o de suegra me dirá… “Anda pues cuando tengas que hacer cosas la metes en el parque y allí con sus juguetes sabes que está segura. Ja!! Lo de la seguridad vamos a cuestionarlo. Mi hermano, que era muy fino él, se las apañó para arrastrar el parque con sus movimientos hasta la tele y se la tiró encima… Así que veo mucho más seguro un ambiente adaptado y preparado que además no limita la exploración y reconocimiento del entorno. Ni hablar de los andadores que es como si dieras un Ferrari a una persona que acaba de sacarse el carnet de conducir. Basta con que googleis un poco para descubrir sus enormes inconvenientes.

Usemos parques, tronas, hamacas creo que lo que hay que tener sentido común y no dejar que los niños se tiren horas y horas en estos artilugios. Los niñxs tienen que explorar, descubrir el entorno, en definitiva moverse en libertad, en un ambiente preparado el máximo de tiempo posible.

Y vosotras ¿habíais oído hablar de esté método educativo para el desarrollo motor? ¿Permitís la libertad de movimiento? ¿En qué fase de desarrollo motor se encuentran vuestros peques? ¿Cómo la gestionáis?

Abrazos amorosos

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