El llanto en los niños. Claves para interpretarlo 2


 

El llanto como forma de comunicación

El llanto es el lenguaje de los bebés. Es la forma que tienen de llamar la atención del adulto. De reclamar lo que necesitan, de asegurarse que sus necesidades, tanto físicas como emocionales, van a ser satisfechas.

El llanto del bebé es una conducta adaptativa, que garantiza la supervivencia. Todos nacemos con un repertorio de conductas innatas que nos aseguran los cuidados y la respuesta de nuestros cuidadores y una de ellas es el llanto. Yo siempre digo que somos los descendientes de los bebés que lloraron.

Y por supuesto, el llanto es una expresión emocional, una forma de comunicación que SIEMPRE hay que atender.

Cuando nuestra pareja, madre, amiga, hermana… llora ¿qué hacemos?

Estoy segura que dejamos lo que estamos haciendo y vamos a atenderla, a consolarla, a abrazarla, a preocuparnos por lo que le pasa. Estamos ahí sin más. De manera incondicional, aunque sea un mal momento para nosotras y tengamos la comida puesta en el fuego, o estemos haciendo una tarea importante para el trabajo. Lo dejamos todo y le atendemos sin pensar. Sin pensar que nos está manipulando, que se va a acostumbrar a nuestro consuelo, que nos está tomando el pelo con sus lágrimas…

Lo que hacemos es empatizar con esa persona, conectar con ella, con sus emociones y tratar de ayudarla dentro de nuestras posibilidades.

¿Por qué no tenemos la misma empatía con el llanto del bebe?

Nuestra actitud ante el llanto del bebé

La actitud del adulto a menudo depende de nuestra sensibilidad, de la capacidad de contacto, de la empatía que mostremos con las emociones del otro, de la interpretación que hagamos de su conducta y por supuesto, de la influencia de factores sociales y culturales.

Escuchamos a menudo recomendaciones sobre cómo actuar ante él:

“No lo cojas que se acostumbra”

“Llora porque te toma el pelo”

“Déjalo llorar, así se ensanchan sus pulmones”

“Lo que llora no lo mea”

Tenemos muchísimos prejuicios sobre el llanto del bebé. Unas veces porque no tenemos la suficiente información sobre la expresión del llanto, sobre su significado y sobre las consecuencias que supone ignorarlo. Otras veces porque quizás nuestro llanto, cuando fuimos niños y niñas, tampoco fue atendido. Y cuando tenemos hijos, esa carencia inconsciente, de alguna manera, sale. Nos molesta el llanto, nos molesta la expresión emocional. Porque a nosotros tampoco nos dejaron expresarnos.

Las necesidades emocionales del bebé. 

Los bebes tienen necesidades físicas que no cuestionamos. Necesitan comer, dormir, sentirse limpios, secos, tener una temperatura adecuada… Pero también tienen necesidades emocionales, que olvidamos con mayor frecuencia. Contacto, cercanía, presencia…son solo algunas de ellas.

Los motivos que llevan a un bebé a llorar, pueden ser muchos. Puede que tenga hambre, que sienta dolor, que tenga miedo a la oscuridad, a las nuevas sensaciones, de frio, calor, luz, ruidos, puede que tenga sueño…O simplemente puede que  necesite contacto, asegurarse el vínculo que le proporcione la seguridad emocional que necesita, indispensable para el desarrollo de su personalidad.

Los niños vienen programados de manera innata para estar cerca de su madre. Y la única forma que tienen de reclamar ese contacto y de asegurarse que su figura de apego está cerca, es el llanto. El llanto es la reacción saludable del bebé cuando lo separan de su madre. 

Somos una especie altricial, dependientes de la cercanía de la madre para poder sobrevivir. EL bebé nace con un cerebro muy poco desarrollado, apenas un 25%, y por ende, con muy pocas conexiones neuronales. Por esta razón, necesitan seguir gestándose en el cuerpo de la madre durante los 9 meses posteriores al embarazo. Es el llamado periodo de “exterogestación” o también llamado 4º trimestre de embarazo. Necesita contacto, contención, alimento a demanda, disponibilidad, seguridad… y cuando estas necesidades se ven amenazadas, el llanto es su medio para asegurarse que se satisfacen. Venimos programados para reclamar lo que nos falta. Casualmente la naturaleza ha previsto que todas esas necesidades de hambre, miedo, frío, calor… puedan verse satisfechas en el cuerpo de la madre. Todo cuanto necesitan es tu cuerpo.

El llanto en niños más mayores

El llanto es una expresión emocional y hay que atenderlo siempre. Tenga la edad que tenga el niño. Obviamente, cuando más pequeño sea, menos recursos tiene para hacer frente a la situación estresante, por lo tanto más motivos para atenderlo. Pero en todo momento hay que acompañar a la infancia desde el respeto.

Según van creciendo, en torno a los 2-3 años, con la aparición del lenguaje, el niño dispone de más recursos para interaccionar con el adulto. Puede comunicarnos lo que le pasa y entender aquello que le decimos. Pero la necesidad de sentirse escuchado, acompañado, contenido, seguro, amado… sigue siendo la misma. ¿Acaso cuando nosotros estamos mal no es lo que necesitamos?

¿Es bueno atender el llanto del niño?

Rotundamente SI.  Los cuidados físicos son importantes, pero han de ir acompañados de una respuesta a las necesidades emocionales. Hay estudios que demuestran los efectos de esta privación afectiva, y como ésta se correlaciona con problemas en la edad adulta. Pero de las consecuencias que supone dejar de llorar al bebé os hablaré en otro post.

Los bebés lloran cuando les falta lo que necesitan. Son pura emoción. No lo hacen para fastidiarnos ni para tomarnos el pelo, ni con intención de hacernos daño. Entender esto, nos pone en disposición de conectar, de empatizar con ellos, y sobre todo de no atribuir actos intencionados donde no los hay.

Ignorando su llanto, los bebés aprenden a callar. A no manifestar lo que sienten. Aprenden que la vida es hostil, que no merecen nada, que están solos, que hagan lo que hagan nadie los va a atender. Aprenden así la sumisión, la obediencia…

Mi recomendación es que si tu bebé llora, no lo dudes y atiéndelo. Necesita tu atención, tu calor, tu olor, tu seguridad, tu voz, tu presencia… El llanto es su lenguaje y demanda ser escuchado.

Importancia del apoyo

Pero atender esta necesidad de contacto las 24 horas los 365 días es difícil. Más aún cuando vivimos la crianza y la maternidad en soledad. Hay herramientas como el porteo, el colecho… que nos facilitan poder atenderlas. Pero aún así es necesario contar con apoyo, con alguien que nos ayude en las tareas en las que nosotras no llegamos. Sobre todo en los primeros meses, cuando esta necesidad de contacto es más intensa. También es una buena opción acudir a grupos de crianza, para darnos cuenta que nuestro bebé no es el único que nos demanda atención continua, que todos tienen las mismas necesidades emocionales y el llanto es el único medio que tienen para expresarlas.


Ana Isa

Acerca de Ana Isa

Educadora Social y Psicopedagoga, especializada en pedagogías alternativas y creación de ambientes educativos. Máster en intervención socioeducativa con infancia y adolescencia. Dirijo el proyecto educativo "Creciendo y Criando", que nació a raíz de mi primera maternidad en 2015.


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