El Post-parto es uno de los momentos más delicados y vulnerables en la vida de una mujer.
Durante el embarazo te creas una expectativas sobre cómo será ese momento en el que lleguéis a casa. Probablemente pienses que cruzareis las puertas sonrientes, rodeados de un halo de felicidad y purpurina de color de rosa. Y luego llega el momento y te das de bruces con la realidad.
Si… estáis felices!! Mucho muchísimo. Acaba de nacer vuestro bebé, ese que habéis esperado durante 9 meses y es lo más maravilloso que os ha pasado nunca. Pero…
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Las secuelas del parto y la revolución hormonal
Tú estás hecha polvo.
Llevas días sin dormir, tienes una ojeras que no te habías visto en la vida. Solo te apetece tumbarte en la cama. Descansar.
Te duele todo el cuerpo, el parto ha sido agotador. Quizás vengas llena de heridas emocionales, esas que nadie ve, porque no ha sido como esperabas.
Tus emociones están descontroladas. Pero si deberías estar feliz ¿no? Pero tú te sientes cansada, sola, triste, culpable, con una enorme responsabilidad que no sabes si podrás asumir, aterrada… de repente sois padres y os enfrentáis al reto más difícil de vuestra vida!
Todo esto se complica aún más con las visitas de familiares, amigos, conocidos… de esas que nadie se libra por mucho que lo intente. La llegada de un bebé supone hacerlo con una mochila de visitas que atender y cuanto antes lo asumas y trates de minimizar su impacto, mejor!! Porque créeme, que no te librarás de ellas.
El nacimiento, un acontecimiento social.
El nacimiento de un bebé es todo un acontecimiento social del que todo el mundo quiere ser partícipe. Un bebé siempre es una alegría para la familia, los amigos y conocidos. Todo el mundo está feliz con el nacimiento y deseoso de conocer al bebé.
Sin embargo, esa necesidad social de dar la bienvenida al bebé choca con lo que realmente necesitan la mamá y el bebé que es tranquilidad, acoplarse, intimidad, silencio, descanso… El posparto no es un buen momento para socializar, aunque todo el mundo se empeñe en hacerlo.
¿Qué podéis hacer?
El embarazo puede ser un buen momento para hablar con nuestra pareja, pensar en lo que queréis y lo que no. Qué cosas vais a permitir y cuáles no. Yo os traigo una serie de claves que quizás os ayuden a gestionar estos momentos, y a establecer esos límites, que creo que son fundamentales.
Trasladar vuestros deseos a la familia
Antes del parto, avisar a vuestra familia y amigos que preferís no recibir visitas los primeros días. Sobre todo, para que se vayan haciendo a la idea de lo que esperáis de ellos. A mí me sirvió un cartel que encontré en una de las consultas del hospital, en el que se pedía colaboración para mantener la tranquilidad de la mamá y el bebé. Si lo decían los médicos no estábamos tan locos no?? Yo la mandé a todos los grupos de whatsaap para ir avisando.
Expresar lo que queréis y necesitáis
Si a pesar de haber avisado, la gente se presenta en el hospital o en los primero días de la vuelta a casa, no te queda otra que, desde el respeto, expresar con claridad lo que queréis y necesitáis. Si no es un buen momento, o simplemente no te apetece ver a nadie, dilo. No pasa nada. La gente que de verdad os quiere, lo entenderá. Y si se molestan, plantéate si de verdad esas personas merecen la pena.
Pide ayuda (de la de verdad)
Necesitas algo? Sii por favor! Ya que muchas veces no vamos a poder librarnos de las visitas, al menos que sean visitas de ayuda. Puede que te llamen antes y pregunten si necesitáis algo. Di que si!! Que te traigan comida casera y recién hecha. Créeme que te sabrá a gloria bendita! A mí una de las cosas que más me costó fue pedir ayuda. Pensaba que tenía que seguir pudiendo con todo. Y ni puedes, ni debes, porque hay una personita que te necesita por encima de todo. Y tu prioridad es atenderle. Necesitas visitas que te traigan comida, te pongan la lavadora, te hagan la compra…
Las necesidades del bebé, lo primero
Vuestro bebé lo primero. Yo recuerdo una visita que el bebé se asustó, a tanta gente y no paraba de llorar. Me pasé toda la visita con ella en la habitación. La seguridad y tranquilidad, era su necesidad y su bienestar, mi prioridad.
Elige tus visitas
Ten claro a quién te apetece ver y a quien no. Puede que no te haya dado tiempo a darte una ducha en todo el día y vayas con el pijama lleno de vómito y con el moño despeinado. Quizás no te importe que tu madre te vea en esas condiciones, pero la vecina de tu suegra?? Quizás no sea el mejor momento… Recuerda, expresa lo que sientes y necesitas.
Sigue tu instinto
No escuches a nadie. Haz lo que sientes. Será lo que correcto. Las visitas no vienen solas. Traen consigo un aluvión de consejos no pedidos. “Tiene frío”, “pues yo creo que tenéis la calefacción muy alta”, “Eso son los cólicos”,” No ves que se queda con hambre? Dale un bibe de refuerzo”, “no le cojas tanto… os vais a arrepentir”… que solo hacen crearte más dudas e inseguridad. Y bastante tienes tú ya, como para que te creen más. Además, no solo eso, traen consigo ruidos, voces, fotos… que incrementan el estrés del bebé. Eso conlleva llanto, dificultad para relajarse, cólicos, malas noches… vamos… un panorama!!
Marca un horario de visitas
Recuerdo que una de las cosas que más me molestaban eran las visitas inesperadas. Quizás venían en el momento más inoportuno, cuando tocaba la toma, o la hora del baño…. Lo mejor es establecer un horario de visitas y marcar a partir de qué hora preferimos no recibir a nadie. Y por favor!! Que avisen antes!
Pon una excusa
¿Y si se alargan demasiado y no las levantamos del sofá ni con agua caliente?. Invéntate una excusa. Diles que lo sientes mucho, pero que al bebé le toca comer, y te gustaría poder hacerlo en la habitación en un ambiente de tranquilidad. Que lo sientes mucho pero que os retiráis. Pillarán la indirecta y se irán!
Rodeate de personas que te hagan sentir bien.
Que te acompañen en tus emociones, sin juicios ni críticas, con las que no tengas que fingir ser la madre perfecta y feliz que no eres. Que te abracen, te arropen… que hagan de tribu.
No eres rara.
Quizás vuestro entorno os tilde de ello, de ser unos antisociales y estúpidos! Menuda tontería, todo el mundo recibe visitas y no pasa nada! Pues no, no sois raros, ni antisociales ni estúpidos. Simplemente acabáis de tener un bebé, algo que habéis estado esperando 9 meses, necesitáis la intimidad de vuestra casa, estar todos juntos, adaptaros a la nueva situación, disfrutar del momento, porque aunque tenga sus sombras, también es un momento lleno de luz y de amor. No permitáis que las visitas os impidan disfrutar de él!
Y vosotras ¿cómo imaginasteis la vuelta a cada? ¿Cómo gestionasteis las visitas?
Gracias por tu valioso tiempo
Ana Isa <3