¿Cómo acompañar a nuestros hijos e hijas, cuando el cole no hace adaptación respetuosa? 2


Llega septiembre y con él, la vuelta al cole!. En esta primera semana de inicio escolar, muchos niños y niñas asisten por primera vez al colegio y se encuentran en el llamado “Periodo de adaptación escolar”, un proceso en el que tendrán que familiarizarse con un nuevo espacio, con una nueva figura de referencia y nuevos niños y niñas.

adaptación escolar

Muchos de ellos han estado escolarizados previamente en la escuela infantil, pero para otros, es su primer contacto con una institución educativa. Para ellos y ellas, supone la primera separación de sus figuras de apego. No es de extrañar que familias y niños vivamos estos momentos con incertidumbre, angustia y estrés. Porque la realidad es que separarse  cuesta tanto a los niños y niñas como a los adultos que los acompañamos.

Y así es como los inicios escolares, se convierten en un drama para muchas familias. Yo diría que principalmente por dos motivos:

Escolarización temprana

La mayoría de las veces las separaciones son dolorosas porque ninguno estamos preparados para ellas. Hay muchos niños y niñas que inician la escuela infantil con apenas meses de vida. El que tiene un poco más de suerte, comienza su andadura escolar con 2.5, 3 años… pero aún así seguimos hablando de escolarización temprana.

A pesar de que la escolarización es España no es obligatoria hasta los seis años, lo cierto es que nos situamos como uno de los líderes mundiales en escolarización temprana. Que será bueno para el sistema, pero lo cierto es que para los niños y las niñas, no. Durante los primeros años lo que necesitan es permanecer junto a sus figuras de apego la mayor parte del tiempo posible.

No hay adaptaciones respetuosas

Los centros educativos hacen de todo, menos adaptaciones reales. La gran mayoría de las escuelas de nuestro país ( por suerte otras muchas no),  no ponen la mirada en los niños y la niñas, ni en sus verdaderas necesidades.  Y llaman periodo de adaptación a cosas que realmente no lo son.

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Pero entonces…

¿Qué es  y que no es adaptación escolar?

El proceso de adaptación o familiarización, como muchas espacios educativos prefieren hablar de este proceso, es fundamental para niños y niñas, familias y docentes… Ante un cambio, sea de la índole que sea, todos necesitamos un tiempo para acomodarnos, para habituarnos, para familiarizarnos con la nueva situación. Y lo ideal, es que si de niños se trata (más aún si son muy pequeños) el sistema debería hacer todo lo posible por adaptarse a ellos, a sus necesidades reales, y no al revés.

Un niño o niña se ha adaptado al colegio cuando, tras un periodo (no limitado en el tiempo y único en cada niño) junto a una figura de apego de referencia, logra moverse con seguridad por el nuevo espacio e interactuar con las nuevas personas que lo habitan. Además, no llora y no protesta cuando la figura de apego principal desaparece. (Ojo aquí no confundirnos con los niños y niñas que no lloran, pero manifiestan su des-adaptación y malestar de otra forma).

En este caso, el niño o la niña, se ha vinculado al nuevo espacio desde la calma y la seguridad que le estaba aportando la presencia de su figura de apego, y no se ha resignado a quedarse en él desde la inseguridad, la angustia y el estrés que provoca la separación forzada.

Y vale, puede que haya familias que lo consideren innecesario, que las condiciones laborales no siempre permitan que las familias podamos acompañar este proceso, que haya padres y madres que no quieran hacerlo así… vale! Hay muchas realidades familiares y diferentes niveles de sensibilización, pero lo que si es cierto, es que la adaptación real, desde la seguridad, desde la calma, la tranquilidad… solo puede conseguirse con el tiempo y con la presencia de una figura de apego. 

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Por este motivo, es fundamental que, para que los niños y las niñas se vinculen al nuevo espacio, a las nuevas personas que lo habitan, las escuelas permitan a las familias acompañar a sus hijos el tiempo que sea necesario.

Esto es a lo único a lo que podemos llamar adaptación real y respetuosa. Lo demás son sucedáneos. Ejemplos hay muchos:

-Que los niños y las niñas empiecen paulatinamente y con un horario reducido.

-Que dividan al grupo grande en dos subgrupos, para finalmente juntarlos a todos.

-Que limiten a un determinado tiempo el periodo de adaptación.

-Que los padres y madres no puedan acompañar a sus hijos al aula en su primer día de colegio (que además me parece la más absoluta falta de sensibilidad y respeto a la infancia)

-Que permitan a las familias estar en el aula solo el primer día…

Y un sin fin de prácticas más que seguro podríais añadir a la lista.

Esta es la realidad de nuestro país, (en su mayoría) ese que se jacta de situarse a la cabeza en escolarización temprana, lo que supuestamente se traduce en unos excelentes resultados académicos, pero que las cifran lo sitúan a la cabeza de Europa, en fracaso escolar. (Cada uno que haga sus reflexiones)

Pero, por suerte tenemos muchas experiencias de escuelas y colegios que si hacen una adaptación real, que si miran a la infancia, que nos demuestran que, con un poco de voluntad, si es posible hacer las cosas de otra manera. Que si se pueden respetar los ritmos de nuestros niños y niñas. Que  si es posible iniciar el cole con una sonrisa.

Si la escuela cumpliera su verdadera función, el inicio de la escolarización, debería ser un momento para estar felices,  para celebrar el cambio de etapa, el crecimiento de nuestros pequeños.  Nuestro hijo o hija inicia su andadura en un espacio que le va a aportar experiencias enriquecedoras, que va a contribuir a su desarrollo como persona… sin embargo, como sociedad nos empeñamos en que septiembre (y puede que octubre y noviembre… ) sea un mes de agobios, de estrés, de angustias, de lágrimas… para muchas familias.

Y puede que tus circunstancias, o la suerte, te hayan permitido poder elegir una de esas escuelas que si hacen adaptación real, que si tienen en cuenta las necesidades de nuestros hijos, que si respetan sus ritmos, que si acogen a las familias, y las consideran pilares fundamentales en este proceso. Pero lo más seguro es que no hayas podido elegir. Y lo más doloroso es que, aún sabiendo esto…

-No te permitan acompañar a tu hijo en su primer día, al aula

-Menos aún que te quede con él o ella, el tiempo que lo necesite para que se adapte al nuevo espacio

-Te tachen de sobreprotectora cuando planteas otras opciones y otras formas de hacer

-Te tengas que ir, dejando a tu hijo o hija roto de dolor al verte marchar

o peor aún, cuando pudiendo hacerlo, en tu trabajo no te permiten acompañar este proceso…

¿Qué hacemos cuando no hay otra opción?

Hace dos días, te hubiera dicho muchas burradas… pero hoy te digo, que si no puedes cambiar la situación, si ya has hecho todo lo posible con el cole, si hablado, si has propuesto otras formas de hacer… pero el cole, no está por la labor de cambiar nada… solo te queda jugar lo mejor posible las cartas que te han tocado.

Hoy te quiero contar 13 estrategias que podemos utilizar para minimizar en nuestros hijos e hijas, el impacto que pueda suponer para ellos y ellas escolar una adaptación no respetuosa. 

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Aceptar.

Ya te lo he avanzado. Cuando lo hemos intentado todo, cuando no tenemos otra alternativa, cuando no podemos hacer nada por cambiar la realidad… lo mejor que podemos hacer es aceptarla (que no quiere decir conformarnos y dejar de pelear por lo que debería ser)

Cuesta mucho aceptar algo cuando no estamos de acuerdo, cuando la rabia te remueve por dentro, cuando estás  llena de impotencia… Porque además sabes, que la solución sería muy sencilla, pero que no se llega a ella porque no interesa.  Pero aceptar la realidad, a veces, es la única alternativa que nos queda. Y en esa realidad, hacer lo mejor para nuestros hijos e hijas, y acompañarlos de la mejor manera posible. Y aceptar también que no siempre vamos a poder evitar su sufrimiento, pero si podemos estar ahí para amortiguarlo.

Busca un primer contacto con el colegio.

Búscate un excusa para ir al cole, llévate a tu hijo o hija a la primera reunión con la tutora. Pasa por el colegio cada vez que puedas, explícale lo que allí pasa. Si tienes oportunidad, concierta una cita a solas con la tutora. Provoca un primer encuentro a solas, para que tu hijo o hija conozca a la persona que lo va a acompañar, que se conozcan en la intimidad. Si logramos hacer esto previo al inicio del cole, mucho mejor. El primer recuerdo que tendrá tu hijo o hija del cole, será de calma, de un lugar agradable, al que entró con papá o mamá. Y aunque creamos que no, esa primera impronta, le ayudará en su proceso.

Dile siempre la verdad.

Dile lo que realmente va a pasar en el colegio, lo que allí va a ocurrir. Dile que lo quieres, que te encantaría quedarte con él o ella en el nuevo colegio, conocer mejor a su profesora, a sus nuevos compañeros… pero que esto no es posible. Tendemos mucho a idealizar el momento del inicio del cole, les decimos continuamente que van a ser muy felices, que se lo van a pasar bien, que va a jugar mucho…y se crean una expectativas que puede que con el tiempo se cumplan. Pero que no sean así en los primeros días.

La realidad es que nos van a echar de menos, que quizás lloren, o no, pero eso no quiere decir que no lo estén pasando mal, que se van a sentir un poco nerviosos, que pueden sentirse abrumados con tantos niños, que puede que se sientan solos… y es importante que pongamos palabras a todo esto . Que les digamos que es normal que se sientan así, que tiene derecho a sentir todo eso… pero sobre todo es muy importante que les digamos que nosotros vamos a estar ahí, acompañandolos.

Anticipa lo que va a ocurrir.

No te digo que te pases el verano entero hablando del cole… recuerda que los niños y las niñas a estas edades, aun no han adquirido las nociones temporales. Aprovecha los días previos antes del inicio del cole, o la misma mañana… para hablarle de lo que vais a hacer, de dónde vais a ir, de qué va a pasar. Los niños y las niñas necesitan moverse en un entorno de seguridad, y saber lo que va a pasar, eso,le transmitirá calma.

Presencia física y emocional.

El proceso de adaptación escolar es un proceso delicado, que en muchas ocasiones, determinará la forma en la que viva su etapa de escolarización. Es importante nuestra presencia. Que estemos con nuestros niños en la medida de nuestras posibilidades, que nos cojamos vacaciones, asuntos propios… Es importante que en estos primeros días podamos llevarlos y recogerlos del cole. No es un capricho, nos necesitan. Y por supuesto, también estar por las tardes y aprovechar al máximo el tiempo que si estamos juntos, para acompañar todas esas cosas que puedan salir .Aprovechar para compartir, jugar, llenarnos el uno del otro y recuperar el tiempo perdido.

Valida sus emociones.

Es fácil, que el niño o niña llore. O quizás no lo haga, pero nos diga de otra manera que está mal. En forma de rabietas, de “mamitis”, de dificultades en el sueño, de pérdida del apetito… Pon palabras a lo que siente, a lo que está viviendo. Acepta y normaliza sus emociones. “Estas triste porque me has echado de menos. Es normal, yo también te eché de menos, pero ahora estoy aquí, llora lo que necesites”. “Estas enfadado porque esta mañana no pude quedarme en el colegio. Es normal. A mi también me hubiera gustado poder acompañarte, pero ahora estoy aquí, ¿quieres que hagamos una guerra de cojines?

Es importante que verbalicemos la emoción, sin juzgarla, que la normalicemos y permitamos su expresión de una forma saludable.

Despídete siempre.

No te escondas y te marches cuando no te vea. Esto lo único que hará es causarle más inseguridad aún. Despídete siempre de él, ponle palabras a lo que está pasando. Dile que te encantaría quedarte pero que no puedes, que es normal que te eche de menos, y que volverás a buscarle pronto. Mientras tanto, la profe estará para acompañarle.

No te contagies de sus emociones.

Puede que nosotras estemos igual o más angustiadas por el inicio del cole, que tengamos la sensación de que se nos parte el alma al dejarlo en el colegio, que incluso nos culpemos y sintamos que lo abandonamos… Normaliza también tus emociones, indaga y descubre de dónde vienen tus miedos, recuerda como fue tu propia vivencia en la escuela… y pon distancia.

Céntrate en el aquí y ahora, en tu hijo o hija.Tu historia no es la suya. Transmítele seguridad, confianza en el nuevo espacio, en la nueva etapa que comienza.

Confía en las personas con las que dejas a tu hijo o hija. 

Imagino que si has decidido escolarizar en ese colegio es porque algo en tu interior te decía que era la mejor opción. Confía en las personas, y de algún modo, le estarás transmitiendo esa seguridad y confianza a tu hijo o hija. Y confía también en ti, y por supuesto en él o ella.

Comunicación.

Es fundamental que haya una comunicación fluida con la tutora. Que haya un espacio para transmitir las emociones, los miedos, las preocupaciones. Tú mejor que nadie conoces a tu hijo. Háblale de cosas que pueden ayudarle a acompañarlo mejor. Si le da seguridad un abrazo, si prefiere mantener la distancia, a qué le gusta jugar… Cuanto más conozca a nuestro hijo o hija, más fácil será para la tutora poder acompañarlo.  Es importante además que nos comuniquemos continuamente y que familia y docentes rememos hacia el mismo lado.

Algo que nos una.

Para que el niño o la niña pueda gestionar nuestra ausencia, podemos inventarnos algo, un ritual, elegir un objeto, un juego… que nos ayude a acordarnos el uno del otro, al que podamos acudir siempre que nos invada la tristeza por la ausencia. Nosotros hicimos tres corazones, el de papá, mamá, y la peque. El amor siempre nos unirá, aunque estemos separados. Podemos llevarlos en la mochila, meterlos en el bolsillo del babi, y cuando sintamos la ausencia, los apretaremos fuerte, y recordaremos el amor que nos une.

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Acompaña a través de los cuentos.

Los cuentos son una herramienta muy potente para acompañar procesos y emociones. Ayudan a comprender mejor las vivencias, a poner palabras e imágenes a lo que estamos viviendo… Hay tres que me gustan especialmente y  son los que leemos en casa:

“Mamá va al cole”, que además podéis leer la reseña que hice aquí. 

” Un beso en mi mano”

 

 “Siempre pienso en tí”

.

Y sobre todo, no te rindas

A veces, no podemos elegir las circunstancias que vivimos, pero sí como nos enfrentamos a ellas. Me uno a  todos esos corazones hechos añicos estos días, que se hacen difíciles para todos y todas, pero que lo cierto es que podría ser bien fáciles.

Hay quien piensa que esto es una tontería, que todos lloran, que siempre se ha hecho así, que al final todos se adaptan (yo diría más bien, se resignan). Pero si es importante, lo que sienten nuestros hijos e hijas es importante, sus primeras veces son importantes. Van a pasar muchos años en la escuela, hagamos que el comienzo sea feliz, que se generen buenos recuerdos que inviten a querer volver. Creemos un vínculo seguro con este espacio y con las personas que en él están. Se puede. Hay muchas experiencias que lo confirman. Ya te lo contaré en otro post. 

Pero sobre todo, sigue luchando desde el lugar que ocupas en el mundo, para des-normalizar el llanto y la angustia en el inicio escolar.  Y porque de una vez por todas, la mirada sea puesta en los niños y las niñas, y no en un sistema al que no le interesa mirarse el ombligo.

Solo me queda desearos un feliz y acompañado curso escolar!

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Ana Isa <3

 


Ana Isa

Acerca de Ana Isa

Educadora Social y Psicopedagoga, especializada en pedagogías alternativas y creación de ambientes educativos. Máster en intervención socioeducativa con infancia y adolescencia. Dirijo el proyecto educativo "Creciendo y Criando", que nació a raíz de mi primera maternidad en 2015.


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2 ideas sobre “¿Cómo acompañar a nuestros hijos e hijas, cuando el cole no hace adaptación respetuosa?

    • Ana Isa
      Ana Isa Autor

      Hola Silvia! Si… estos días nos remueven muchas emociones, tanto a los peques como a nosotras. No es fácil gestionar la separación ni las cosas que puedan salir cuando estamos juntos. Quizás el que rechace tus besos sea una forma de demostrarte que te necesita más que nunca. Cada peque lo expresa de una forma diferente y negarse al contacto es una forma de manifestar su malestar. Ten paciencia, respeta su espacio y transmítele que estarás ahí con él, incondicionalmente, aunque no te de besos. Ponle palabras a lo que le pasa. Animo!