7 claves para fomentar la autonomía en nuestros hijos/as


Que nuestros hijos sean autónomos es algo que deseamos todos, como padres y madres. Todos queremos que se conviertan en adultos felices, libres, capaces de tomar sus propias decisiones y de asumir las responsabilidades de sus actos.

El proceso de adquisición de autonomía de un niño, es algo que dura años y va ligado a su desarrollo madurativo. Es importante que tengamos esto en cuenta, porque a menudo nos adelantamos a los tiempos y pedimos que los bebés y niños que hagan cosas por si solos,  que por una cuestión madurativa es imposible que hagan. O viceversa, impedimos y limitamos su desarrollo porque no confiamos en sus capacidades, porque nos resulta más cómodo y rápido hacerlo nosotros o porque nos cuesta asumir sus elecciones, quizás porque a nosotros tampoco nos dejaron elegir.

Si queremos contribuir en el desarrollo de la autonomía de nuestros hijos, hemos de ser capaces de acompañar a nuestros hijos, sin obligarles a crecer antes de tiempo, pero al mismo tiempo sin poner trabas a su desarrollo.

¿Y esto cómo se consigue?

Seguro que hay muchas más, pero en el post de hoy te he querido dar las 7 claves que considero fundamentales para fomentar el desarrollo autónomo de nuestros hijos. 

Dependencia natural 

Cuando nace el bebé, todo el mundo parece tener mucha prisa para que sea autónomo cuando antes. Nos entran las prisas para que duerma solo, hay que dejarlos llorar para que aprendan a esperar, no podemos cogerlos en brazos no se vayan a acostumbrar, a las 16 semanas ya tienen que estar listos para ir a una guarde… y así un suma y sigue de creencias que todas llevan al mismo punto: que el niño sea independiente cuando antes. Un independencia que no es sana, porque no respeta las necesidades del niño y que va en contra de lo que por naturaleza necesita.

Somos una especie altricial, dependiente de los demás. Durante nuestros primeros años de vida necesitamos el cuidado de los otros para sobrevivir. Sobre todo durante el primer año, es clave el periodo de exterogestación para poder desarrollarnos de forma saludable. Es fundamental que nuestras necesidades de alimentación, higiene, sueño… sean cubiertas y atendidas. pero sin olvidarnos de las afectivas y emocionales.  Por eso los bebes lloran cuando los dejamos en la cuna, por eso prefieren estar en brazos que en carrito de paseo, por eso lloran cuando no le atendemos… Están asegurándose su supervivencia, son conductas de apego que les acercan a lo que necesitan, que es el contacto, la presencia, establecer un vínculo de apego seguro con la figura que le cuida.

Sólo si hemos visto satisfecha esta necesidad, solo si nos hemos vinculado a nuestra figura de apego desde la seguridad, los niños empezarán a explorar su entorno y darán el salto a la autonomía e independencia, de manera lenta y progresiva. Desde la seguridad, desde la confianza, con una autoestima sana.

Necesitamos esta dependencia para algún día ser independientes.

Paciencia

El desarrollo de la autonomía es un proceso lento, ya hemos dicho que dura años, y se va adquiriendo a medida que el niño va creciendo. Es así como empezarán a desarrollar habilidades que le permitirían hacer cosas por sí mismos, gatear, dar sus primeros pasos, explorar el entorno, comer solos, dormir solos, hablar…

En la etapa del “Yo solito” “Yo puedo” “Yo te ayudo” se hace mas evidente y vemos claro que ellos se dan cuenta que pueden hacer cosas por sí mismos y quieren hacerlas. Pero esto choca con nuestro estrés diario, con las prisas adultas…Y quieren vestirse, comer solos… cuando más prisas tenemos. Vivimos rápido, y es cierto que nosotros lo haríamos antes, pero no podemos caer en el error de subestimarle en sus capacidades, y tampoco podemos privarles de la experiencia de hacerlo por sí mismo. Es muy importante cómo gestionemos estos momentos puesto que podemos trasmitirles la idea de que no pueden, de que nosotros lo hacemos mejor, o de que no confiamos en ellos, con el impacto que esto tiene sobre su autoestima. Si os interesa, podemos hablar en otro post de algunos trucos que nos pueden ayudar a gestionar estos momentos.

También puede ocurrir que queremos que crezcan rápido, que anden solos, que duerman solos… y que lo hagan ya! Y podemos caer en el error de adelantarnos a sus tiempos y exigirles cosas para las que no están preparados. Es frecuente sentar prematuramente a los bebés, “ayudarlos” para que caminen antes, etc. Así que paciencia. Todo llega a su debido tiempo.

Respeto de sus ritmos

Relacionado con el punto anterior, es básico para el desarrollo de la autonomía, que respetemos sus propios ritmos y les demos el tiempo que necesiten para adquirir una determinada habilidad. No somos autómatas que todos andamos al año, hablamos a los 2, y controlamos esfínteres a los 3. Cada niño tiene su ritmo. Es importante también evitar comparaciones entre hermanos, amigos…cada niño es único y en su individualidad ha de ser respetado. Evitar comentarios en los que el niño pueda sentirse infravalorado y presionado del tipo ”tu primo es más pequeño y ya come solo” o “eres un bebé que todavía lleva pañal” “ ¿todavía llevas chupete?”

Este tipo de comentarios, solo dañan la autoestima del niño, le hacen poner en duda sus propias capacidades y le hace sentirse juzgado. Son comentarios que solo dañan, no contribuyen en absoluto a su desarrollo.

Nuestro objetivo no ha de ser que sean autónomos cuanto antes, ni que logren las cosas antes que nadie, sino que esa autonomía se construya desde la seguridad emocional, la autoestima sana y la confianza en uno mismo.

Perder el miedo a “retroceder”

El desarrollo autónomo es un proceso lento, que se va adquiriendo a lo largo del tiempo, según los ritmos madurativos del niño. Puede que veamos que hacen algo por sí solos durante un tiempo, por ejemplo comer, y de pronto, en un momento dado, nos piden que les volvamos a dar de comer. Es normal y forma parte del proceso. Los niños dan un paso atrás y dos hacia delante. No tengáis miedo a a hacerlo si os los demandan. Recordar que somos acompañantes y es importante que ellos sepan que estamos ahí si alguna vez nos necesitan. Y no… porque le des una vez de comer no le vas a tener que dar siempre. Créeme que algún día comerá solo y no necesitará tu ayuda.

Confianza

El hecho de que el niño sepa que confiamos en él, en sus capacidades, que no le subestimamos en la tarea… contribuirá positivamente en el desarrollo de su autonomía, de su autoconcepto, de su personalidad y de su autoestima. Es muy importante que el niño pueda probar, ensayar, comprobar su capacidad de hacer las cosas por sí mismo, sin miedo al error, a equivocarse. El error es aprendizaje en sí mismo. Puede que estén intentado llevar la jarra a la mesa y se les derrame un poco de agua. No pasa nada, es aprendizaje. Hemos de  evitar las reprimendas, los gritos, los castigos, los premios, los chantajes… porque no contribuyen al desarrollo de su autonomía, todo lo contrario. Limitan esa capacidad innata de explorar, de probar, de aprender… Hemos de dejarles claro que el error no es malo y no pasa nada si se equivocan.

Ambiente preparado

Un entorno adaptado a las necesidades del niño, libre de peligros, en el que pueda moverse con total libertad, que pueda explorar lo que le rodea,  tomar decisiones, conocer la vida cotidiana, descubrir el mundo, es clave para el desarrollo autónomo. Sobre el ambiente preparado se habla mucho en pedagogías como Montessori, de la que ya hablaremos en otra ocasión.

Adulto conectado

Es fundamental que seamos sensibles a las necesidades del niño, que seamos conocedores de sus ritmos evolutivos, que observemos sus intereses, sus necesidades en cada una de sus etapas. Que no pongamos trabas a su desarrollo con creencias limitantes como que nos manipulan, nos chantajean…

Para acompañar a nuestros hijos, de igual a igual, desde la confianza, la seguridad, es necesario que cambiemos la mirada hacia ellos. Que desterremos los chantajes, los castigos, las amenazas. Integrando que

– Son personas en desarrollo

-Tienen plenos derechos

-Tienen muchas potencialidades por descubrir.

-No nos toman el pelo.

-No se ríen de nosotros

-Tienen sus propias ideas e intereses

-Tienen muchas capacidades y potencialidades

-Son buenos por naturaleza.

En unos años querremos que sean capaces de hacer las cosas por sí mismos, que sean personas libres, seguras, con una buena autoestima, que tomen sus propias decisiones… Empecemos a sembrar esto en la primera infancia, es el mejor momento para hacerlo.


Ana Isa

Acerca de Ana Isa

Educadora Social y Psicopedagoga, especializada en pedagogías alternativas y creación de ambientes educativos. Máster en intervención socioeducativa con infancia y adolescencia. Dirijo el proyecto educativo "Creciendo y Criando", que nació a raíz de mi primera maternidad en 2015.

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